JULIETA: Si te encuentran aquí, te matarán.
ROMEO: ¡Ay de mí! Temo el peligro de tus ojos, más, mucho más, que a veinte espadas. Si así, dulce me miras, resistiré tu enemistad.
JULIETA: El mundo yo daría porque no os descubrieran.
ROMEO: La noche con su manto me oculta a las miradas;
que me encuentren aquí si no llegas a amarme.
Antes morir a manos de su odio
que prorrogar la muerte sin tu amor.
JULIETA: ¿Quién te ha guiado a este lugar?
ROMEO: Fue el amor quien lo hizo;
tomé consejo de él. A él le presté mis ojos.
No sé llevar el rumbo, pero, aunque tú estuvieras
sobre la inmensa orilla de unos mares lejanos,
por una joya así me arriesgaría...
No hay comentarios:
Publicar un comentario